EJERCICIOS DE LAMASERÍA
Samael Aun Weor
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Primera Edición –
México, Octubre de 1990
PROLOGO
En este parque de la Ciudad de México, D.F. ante mi
vista tengo en estos momentos hermosos árboles, bellos prados, algunos niños
que juegan bajo los ardientes rayos del sol. Hay algunas bancas en donde la
gente se sienta a contemplar las bellezas de la naturaleza.
En instantes en que dicto este prólogo me vienen a la
memoria muchas escenas, muchos dramas, pasajes extraordinarios de los antiguos
tiempos, colegios iniciáticos, ermitas solitarias donde los anacoretas
meditaban en silencio, arroyuelos cantarines que se precipitaban entre los
lechos de roca, sibilas maravillosas de la Europa druida, ermitaños del Viejo
Egipto de los faraones en los primeros tiempos, etc., etc., etc.
No hay duda, mis caros hermanos, que en los misterios
de Eleusis, así como en los de Troya, Roma, Cartago, Egipto, etc., lo psíquico
y lo físico marcha-han en forma paralela, armónica, perfecta.
Recordad por un instante, por ejemplo, los misterios
pitagóricos: entonces no era admitido aquel que no supiera matemáticas.
Recordad a los derviches danzantes, a las runas magníficas, a las bellas
danzas de la Antigua India, los movimientos rítmicos perfectos de los iniciados
egipcios y veréis, mis caros hermanos, ese paralelismo extraordinario que
siempre ha existido entre lo espiritual, lo anímico y lo físico.
Tenemos
indudablemente un cuerpo de carne y hueso. Tal cuerpo posee una eurritmia
maravillosa y en el cerebro se encuentran muchos poderes latentes que deben ser
despertados. Es indispensable aprender a manejar nuestro cuerpo, saber sacar de
él, extraerle sus más dulces melodías. Es importante hacerlo vibrar como una
sinfonía entre el arpa milagrosa del infinito universo.
Absurdo es, mis caros hermanos, permitir que Jeropas
(el tiempo) dañe este precioso vehículo, que se nos ha dado para nuestra propia
realización íntima. En verdad, hermanos, os digo que nosotros los gnósticos
tenemos métodos precisos para rejuvenecer el organismo y para curar todas las
enfermedades. Es incuestionable que nosotros podemos aprender a auto-curarnos.
Cada uno de nosotros puede convertirse en su propio médico, aprendiendo a
curarse a sí mismo y sin necesidad de medicina, he ahí el más caro ideal.
Se hace urgente conservar este cuerpo en perfecta
salud durante muchos años, a fin de disponer de este precioso vehículo para
nuestra propia autorrealización íntima.
Aquí van los ejercicios necesarios para conservar la
salud y alargar la vida. Aquí tenéis hermanos los métodos preciosos mediante
los cuales vosotros, si estáis viejos, podréis reconquistar la juventud y si
estáis jóvenes podréis prolongar tal juventud en forma indefinida.
Entended pues, leed con atención y practicad.
De nada os sirve teorizar, hay que ir al grano, a los hechos. Esta es una obra
eminentemente práctica y didáctica a la vez. La enseñanza se entrega en forma
dialéctica, mas repito: No os contentéis únicamente con la información
libresca, convertid la doctrina en hechos.
Se entregan también en esta obra enseñanzas para el
despertar de la conciencia. Ha llegado la hora, el momento de despertar. ¿Por
qué hemos de continuar dormidos? Los procedimientos que en esta obra estamos
entregando a la humanidad son eficientes y absolutamente prácticos en un
ciento por ciento.
Todos y cada uno de los hermanos, practicando la
meditación en la forma como la hemos enseñado, podrán llegar algún día al
samâdhi.
Hoy, ya con los ejercicios prácticos y de didáctica
precisa, cualquier aspirante sincero puede provocar el gran cambio, la
transformación radical auténtica.
Ante todo, lo que se requiere de verdad es continuidad
de propósitos; no basta practicar hoy y mañana olvidarnos, se hace necesario
practicar y practicar intensamente durante toda la vida, hasta llegar a la
meta, al triunfo verdadero.