miércoles, 2 de abril de 2014

EJERCICIOS DE LAMASERÍA SAMAEL AUN WEOR



EJERCICIOS DE LAMASERÍA

Samael Aun Weor

 MAS BIBLIOGRAFIA DE SAMAEL AUN WEOR

 




 


Primera Edición – México, Octubre de 1990

PROLOGO

En este parque de la Ciudad de México, D.F. ante mi vista tengo en estos momentos hermosos árboles, bellos prados, algunos niños que juegan bajo los ar­dientes rayos del sol. Hay algunas bancas en donde la gente se sienta a contemplar las bellezas de la naturaleza.
En instantes en que dicto este prólogo me vienen a la memoria muchas escenas, muchos dramas, pasa­jes extraordinarios de los antiguos tiempos, colegios iniciáticos, ermitas solitarias donde los anacoretas meditaban en silencio, arroyuelos cantarines que se precipitaban entre los lechos de roca, sibilas maravi­llosas de la Europa druida, ermitaños del Viejo Egipto de los faraones en los primeros tiempos, etc., etc., etc.
No hay duda, mis caros hermanos, que en los mis­terios de Eleusis, así como en los de Troya, Roma, Cartago, Egipto, etc., lo psíquico y lo físico marcha-han en forma paralela, armónica, perfecta.
Recordad por un instante, por ejemplo, los miste­rios pitagóricos: entonces no era admitido aquel que no supiera matemáticas. Recordad a los derviches dan­zantes, a las runas magníficas, a las bellas danzas de la Antigua India, los movimientos rítmicos perfectos de los iniciados egipcios y veréis, mis caros hermanos, ese paralelismo extraordinario que siempre ha existido entre lo espiritual, lo anímico y lo físico.
 Tenemos indudablemente un cuerpo de carne y hue­so. Tal cuerpo posee una eurritmia maravillosa y en el cerebro se encuentran muchos poderes latentes que deben ser despertados. Es indispensable aprender a manejar nuestro cuerpo, saber sacar de él, extraerle sus más dulces melodías. Es importante hacerlo vibrar como una sinfonía entre el arpa milagrosa del infinito universo.
Absurdo es, mis caros hermanos, permitir que Jero­pas (el tiempo) dañe este precioso vehículo, que se nos ha dado para nuestra propia realización íntima. En verdad, hermanos, os digo que nosotros los gnósti­cos tenemos métodos precisos para rejuvenecer el or­ganismo y para curar todas las enfermedades. Es in­cuestionable que nosotros podemos aprender a auto-curarnos. Cada uno de nosotros puede convertirse en su propio médico, aprendiendo a curarse a sí mismo y sin necesidad de medicina, he ahí el más caro ideal.
Se hace urgente conservar este cuerpo en perfecta salud durante muchos años, a fin de disponer de este precioso vehículo para nuestra propia autorrealización íntima.
Aquí van los ejercicios necesarios para conservar la salud y alargar la vida. Aquí tenéis hermanos los métodos preciosos mediante los cuales vosotros, si estáis viejos, podréis reconquistar la juventud y si estáis jóvenes podréis prolongar tal juventud en forma indefinida.
Entended pues, leed con atención y practicad. De nada os sirve teorizar, hay que ir al grano, a los he­chos. Esta es una obra eminentemente práctica y di­dáctica a la vez. La enseñanza se entrega en forma dialéctica, mas repito: No os contentéis únicamente con la información libresca, convertid la doctrina en hechos.
Se entregan también en esta obra enseñanzas para el despertar de la conciencia. Ha llegado la hora, el momento de despertar. ¿Por qué hemos de continuar dormidos? Los procedimientos que en esta obra esta­mos entregando a la humanidad son eficientes y ab­solutamente prácticos en un ciento por ciento.
Todos y cada uno de los hermanos, practicando la meditación en la forma como la hemos enseñado, po­drán llegar algún día al samâdhi.
Hoy, ya con los ejercicios prácticos y de didáctica precisa, cualquier aspirante sincero puede provocar el gran cambio, la transformación radical auténtica.
Ante todo, lo que se requiere de verdad es conti­nuidad de propósitos; no basta practicar hoy y maña­na olvidarnos, se hace necesario practicar y practicar intensamente durante toda la vida, hasta llegar a la meta, al triunfo verdadero.

Que la paz sea con la humanidad entera. Samael Aun Weor

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