VIII
EJERCICIOS DE LAMASERIA
Es necesario saber que en el cuerpo humano, en el
organismo celular, existen algunos chakras que podríamos denominar
específicos, especiales para la vitalidad orgánica; son una especie de
vórtices por los que entra el prana, la vida, a nuestro organismo, a saber: el
occipital, el frontal, el laríngeo, el hepático y el prostático; además existen
otros dos que se corresponden con las rodillas. Estos 7 chakras son básicos,
repito, para la vitalidad del organismo físico y por ellos entra el prana, la
vida, al cuerpo vital, asiento de toda actividad orgánica.
El chakra laríngeo, por ejemplo, guarda estrecha
relación con el prostático, por ello es que la voz, la palabra, debe ser
cuidada. Hay que evitar cuidadosamente los sonidos chillones de la voz, o
demasiado bajos. Si observamos la vida de muchos ancianos decrépitos, podemos
perfectamente verificar que emiten muchos sonidos, dijéramos, chillones, y esto
falsea su potencia sexual o indica a la vez impotencia. Lo mismo sucede con
aquellos sonidos demasiado graves, cavernosos, también falsean la potencia
sexual. La voz del varón, pues, debe mantenerse dentro de lo normal y la de la
mujer ni demasiado baja, ni chillona, porque esto falsea la potencia sexual,
debido a la íntima -relación existente entre la laringe propiamente dicha y el
centro sexual.
Podría argumentarse que la mujer no tiene próstata y
así es, pero tiene un chakra que se relaciona con el útero, el cual juega un
papel muy importante en ella, tan importante como el chakra prostático en el
hombre, a este chakra en la mujer podríamos llamarlo chakra uterino, y ya
sabemos la importancia del útero en la mujer.
Hecho este corto preámbulo, vamos a narrar,
para bien de nuestros hermanos gnósticos, algo que es de suma importancia a
manera de información.
Resulta que en la India vivía hace algún tiempo un
coronel inglés retirado del servicio militar; era un hombre de unos setenta
años, tenía un amigo joven. Aquel coronel oyó hablar de una lamasería que
existía en el Tibet, en donde la gente, se volvía joven, donde muchos llegaban
viejos y se iban jóvenes.
Lo primero que debemos hacer es buscar la salud,
porque un cuerpo sano sirve para todo, aguanta con todo y responde en todo
momento para exigirle trabajo material y espiritual. Así que primeramente hay
que curar el cuerpo y mantenerlo alentado durante toda la vida; lo otro es
mantenerlo en buenas condiciones, porque ¿qué hace uno con un cuerpo enfermo?
Es obvio que un esoterista, un iniciado, no debe estar enfermo jamás. Las
enfermedades y los problemas tormentosos son para las personas que no están en
el real camino. El que está en la senda no debe estar decrépito ni enfermo,
eso es claro.
De manera que hay una serie de ejercicios esotéricos
muy importantes. En el esoterismo se ha hablado mucho, por ejemplo, sobre
Kundalini Yoga, sobre el Viparita-karana-mudra, se ha hablado sobre los derviches
danzantes, o sea, los derviches-torbellino. En el Pakistán, en la India, hay
derviches que saben realizar ciertas danzas maravillosas y por medio de las
mismas despiertan ciertos poderes, desarrollan ciertos chakras. Es urgente
conocer todo eso si uno quiere llegar a tener un cuerpo joven o quiere
desarrollar los chakras. Entonces vamos a ver esta serie de ejercicios.
Los jóvenes no aprecian lo que vale la juventud porque
están jóvenes, pero los viejos sí aprecian esa riqueza que es la juventud. Sin
embargo, con estos seis ritos que vamos a practicar, un viejo puede rejuvenecerse.
Es claro que con estos ritos una persona joven puede mantenerse así, y si está
viejo puede volver a la juventud.
Con estas prácticas cualquier persona puede curarse de
sus propias dolencias. Aquí veremos el Mayurasana, la posición de rodillas, la
posición de mesa, que se ve en algunas ruinas sagradas, etc., etc., etc. Es una
síntesis de ejercicios esotéricos, con documentación en la India, Persia,
Pakistán, Turquestán, Yucatán, México, etc. He visto algunas publicaciones por
ahí, pero no enseñan la fórmula ampliamente equilibrada que se necesita.
Con estos ejercicios hombres de setenta años pueden
quedar, por ejemplo, convertidos en personas de treinta y cinco o cuarenta
años. Se me dirá que porqué yo no demuestro ñoca edad; sencillamente porque no
estaba interesado en conservar mi cuerpo físico, mas ahora de que estoy
informado de que tengo que conservar este cuerpo por tiempo indefinido para poder
iniciar la Era del Acuarius, es obvio que tengo que practicar tales ejercicios.
Alguna vez vi por ahí un publicación que me enviaron
desde Costa Rica, esta contenía tales ritos, porque estos ritos no son
patrimonio exclusivo de nadie. Hay pues algunas lamaserías en los Himalayas y
en otros sitios donde se practican, sobre todo en una lamasería que se llama
“El Manantial de la Juventud”, pero claro está que a pesar de practicar allá
muchos ejercicios no encontré toda la documentación de los mismos en la citada
publicación.
También encontré algunos datos recogidos de la misma
lamasería, que yo conozco muy bien, como también conozco otras escuelas que hay
en el Indostán; no es sino tomarse la molestia de viajar un poco por el
Turquestán, Persia, Pakistán, etc., y allí se conocerá algo sobre los derviches
danzantes o torbellinos, etc.
Hay que meditar un poco sobre lo que simboliza estar
uno de rodillas; uno de niño practica inconscientemente ciertos ejercicios. En
todo caso veía yo en esa publicación un relato bastante interesante. En esta
revista de marras contaban el caso del coronel inglés, el que a la edad de 70
años, allá en la India, supo que por allá en el Tibet existía una lamasería
donde la gente podía rejuvenecerse. y decidió salir en su búsqueda. Invitó a un
amigo que tenía, pero su amigo era joven; claro, no le quiso hacer caso pues
diría que para qué, siendo joven, con qué objeto iba él a buscar dónde
rejuvenecerse.
El día de la partida del pobre viejo su joven amigo,
como es de suponerse, se rió bastante al ver al pobre vejete de 70 años con su
bastón, su cabeza calva, unos pocos pelos blancos, muy viejo, viajando rumbo a
los Himalayas en busca de la juventud. El joven amigo pensó para sus adentros:
Qué curioso este pobre viejo, ya vivió su vida y quiere volver a vivir otra
vez. Claro que lo vio irse y lo único que le causó fue risa.
Lo curioso del caso es que pasados más o menos unos
cuatro meses, recibió el joven amigo del coronel una carta del viejo, donde le
informaba que ya estaba sobre la pista de esa lamasería, llamada El Manantial
de la Juventud. Pues le causó risa y así quedó la cosa.
Lo cierto fue que cuatro años más tarde sucedió algo
que no era motivo de risa: alguien golpeó a la puerta de la casa del joven, el
que salió a abrir:
-A sus órdenes. ¿Qué desea?
El recién llegado, que parecía un hombre de unos 35 ó
40 años, dijo:
-Soy el coronel fulano de tal.
-¡Ah!... -dijo el joven-, ¿usted es el hijo del coronel
que se fue por allá para los Himalayas?
-No -le respondió-, soy el mismísimo coronel.
-Pero, cómo va a ser posible, si yo conozco al coronel,
es mí amigo y es un pobre viejo, usted no está viejo.
-Le repito, soy el coronel que le escribiera una carta
cuatro meses después de mi partida, informándole que ya había encontrado la
pista para llegar a la lamasería. Le mostró al joven su documentación y este,
claro, quedó asombrado.
Lo curioso es que el tal coronel, allá en los Himalayas,
vio a muchos jóvenes de los cuales se hizo amigo, allá en la lamasería “El
Manantial de la Juventud1t. No habla ningún viejo ahí, todos eran
jóvenes; el único viejo era él, los demás eran personas de 30, 35 ó 40 años de
edad. Pero después, cuando ya se hizo bien amigo de muchos, descubrió que todos
ellos tenían más de 100 años de edad, es decir, que todos eran más viejos que
él, pero ninguno tenía apariencia de viejo.
Claro, el coronel quedó asombrado. Se sometió a la
disciplina esotérica de la lamasería y logró reconquistar la juventud.
Todo este relato lo vi en esa publicación que me
enviaron, pero yo conozco personalmente esa lamasería. He estado allí, es un
edificio bastante grande, con inmensos patios; en un patio trabajan los varones
y en el otro trabajan las iniciadas. No solamente hay mujeres tibetanas
iniciadas, sino también inglesas, francesas, alemanas y de
distintos países europeos en esa lamaseria.
Conozco todos los ejercicios que allá se enseñan desde
los antiguos tiempos. Los movimientos torbellinos los he conocido donde los
mahometanos, que constituyen parte de los aspectos esotéricos del mahometanismo
y que practican, como ya lo dije, los derviches danzantes.
En cuanto a la posición de rodillas, es la de la
mística esotérica, movimientos técnicos especiales; la posición de mesa se
encuentra en Yucatán; la posición que algunos llaman “lagartija”, que es un
ejercicio que sirve para reducir el abdomen, tiene documentación en el
Indostán, en el Kundalini Yoga, se le llama sencillamente Mayurasana.
La posición de
piernas hacia arriba tiene vasta documentación, es conocida siempre como el
Viparita-karana-mudra y se la encuentra en muchos textos sagrados. Existe
también el famoso Vajroli-mudra, que sirve para la transmutación sexual de los
solteros, como también ayuda mucho a los que trabajan con el Sahaja Maithuna.
No es pues esta serie de ejercicios propiedad exclusiva
de una sola persona. Se han hecho, como digo, muchas publicaciones, mas muy
pocos son los que conocen la parte esotérica de los mismos.
Yo conozco la parte esotérica, no únicamente por lo
que haya dicho la citada publicación de Costa Rica ni muchas otras que hemos
visto y que hablan de estos ejercicios, sino desde hace muchísimo tiempo atrás; la conozco
prácticamente desde la Lemuria,
porque, por ejemplo, el Viparita-karana-mudra lo practiqué intensivamente
cuando estuve reencarnado en el Continente Mu o Lemuria y sé que tiene mucha
importancia.
Los lamas que trabajan en la lamasería El Manantial
de la Juventud practican tales ritos: Usan la alfombrilla de la oración, una
pequeña alfombra sobre la cual se pueden hacer los ejercicios. Se acuestan, se
arrodillan, se sientan, etc. y a cada posición o sadhana le corresponde su
meditación u oración, es decir, a cada cambio de posición le corresponde una
intensificación en cualquiera de los aspectos místicos, según de lo que se
trate.
CURACIÓN POR EL ESPÍRITU SANTO
La Divina Madre Kundalini es el objeto central de toda
sadhana. Cuando uno está haciendo estas prácticas, está en perfecta concentración,
en oración, suplicándole, rogándole a la Divina Madre por la necesidad más
apremiante. Por medio de Ella puede uno pedir al Logos; Ella intercede ante el
Logos, pide con uno, suplica para uno. Ella tiene gran poder.
Uno le suplica a Ella, a la Divina Madre, que interceda
por uno ante el Tercer Logos (Espíritu Santo) y que le suplique al Logos la
curación, el despertar de la conciencia, el despertar de tal o cual chakra,
etc.
Cada posición es diferente y significa intensificar la
oración, la súplica, el ruego. En estas prácticas de meditación, concentración
y súplicas bien puede uno pedirle a su Divina Madre Kundalini que Ella, por su
propia cuenta, invoque a su Divino Esposo, al Divino Tercer Logos, Sacratísimo
Espíritu Santo. Bien sabemos que el Esposo de la Madre Divina es el Espíritu
Santo.
Hay que rogarle, suplicarle intensamente a la
Madre Divina, para que Ella suplique y ruegue a su Divino Esposo que nos
cure, nos aliente de cualquier enfermedad o dolencia que nos aqueje. Entonces
Ella se concentrará en el Logos, su Esposo, el Archi Hierofante o Archimago,
como se le llama, para que venga y sane tal o cual órgano enfermo que nos
impida dar rendimiento.
En esos momentos debe uno identificarse con el Logos,
con el Espíritu Santo y en forma tremenda, imperiosa, ordenarle al órgano que
está enfermo, diciéndole:
¡SANA! ¡SANA! ¡SANA!
¡TRABAJA! ¡TRABAJA! ¡TRABAJA!
Hay que hablarle a ese órgano con fe verdadera,
con energía, con valor, pues tiene que sanar forzosamente. Hay que
concentrarse decididamente en cada célula del órgano enfermo, en cada molécula,
en cada átomo, en cada electrón del órgano enfermo, ordenándole que trabaje,
¡que se sane!, ¡que se cure! y profundamente concentrado en el Logos,
plenamente identificado con el Espíritu Santo, que en esos momentos está
haciendo la curación, sanando el órgano enfermo. Así ese órgano tendrá que
sanar, tendrá que curarse, eso es obvio.
Así pues, es aconsejable que cada quien aprenda a
curarse por sí mismo. Mediante la fuerza del Espíritu Santo uno puede llegar a
curarse a sí mismo, a sanarse de cualquier enfermedad. Eso de andar enfermo es
muy triste, muy doloroso y el que anda en la senda no tiene por qué estar
enfermo.
Con estos ejercicios, pues, se desarrollan los chakras
y por otra parte se sana el organismo. Hay chakras importantísimos, está el
occipital, por ejemplo, que es una puerta por donde entran fuerzas. al organismo;
el frontal es otra puerta por donde las fuerzas vitales penetran - al organismo
cuando se desarrollan los chakras. El laríngeo que, como ya dije, tiene íntima
relación con el prostático, que es el del sexo; estos dos chakras son
importantes para la salud del organismo. Está el chakra del hígado que, como
se sabe, es un verdadero laboratorio; hay que desarrollarlo para que el hígado
trabaje correctamente, porque cuando el hígado trabaja bien, el organismo
marcha muy bien.
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